Que te despidan no es lo peor que puede pasarte en esta empresa Su vida amorosa es un caos, su…
trabajo la aburre y su jefe la odia... ¿Qué más le puede pasar? Francesca Zanardelli se prepara para afrontar otra aburrida tarde en su oficina de Milán. Está delante del espejo del baño, cepillo de dientes en mano, cuando ve dos pies asomarse por debajo de la puerta de un retrete. En el suelo descubre el cadáver de Marinella Sereni, su insoportable compañera de mesa. La han ahorcado con una soga blanca, que todavía le cuelga del cuello. Y todo ha sucedido durante la pausa de la comida. Francesca se convierte así en la principal testigo de las investigaciones sobre la muerte de Marinella, pero el asesino se ha cuidado de no dejar pistas. Podría ser cualquiera, incluso el más insospechado de sus colegas. El pánico se apodera de la empresa mientras la vida de Francesca entra en caída libre. Su novio la ha dejado en vísperas de su boda, con 223 regalos que devolver, y sus padres le insisten en que se despida antes de que el criminal se fije en ella. Pero uno no renuncia a un trabajo fijo así como así. Ni aunque tu vida dependa ello. De modo que Francesca se verá obligada a convertirse en detective improvisada porque el asesino no tardará en volver a actuar... Y ella es la única que puede detenerlo.
Ellen fue escrito en tan solo una noche. Hacía mucho soñé con la escena clímax del cuento; un músico completamente…
obsesionado por una de sus alumnas. No quise extender nada, solo di vida al deseo que su mente perturbada ansiaba, no creé un mundo alrededor del profesor. Este es el cuento más corto que escribí pero, como en la mayoría de mis historias, tiene un final pesado e inesperado. Y como nada que empieza de manera enfermiza acaba bien -esta historia no sería diferente, sin embargo, esta tiene una adenda: una bella banda sonora. Creé y escribí al son de las mismas composiciones que cito en el cuento, fue perturbador y melancólico al mismo tiempo. Si es posible, intenten escuchar las músicas, no se arrepentirán, creo yo. Y espero que los lectores puedan sentir lo mismo que yo sentí.